miércoles, 28 de octubre de 2009

SANTA HORMIGONERA PATRONA DEL HORMIGUERO



En el hormiguero hay muchas muchas hormigas, pero a las que nos salimos de los caminos marcados, dejamos de interesarnos por las migajas y buscamos otras antenas que sintonizar, nos llaman las antagónicas. A lo mejor es lo que en otras especies llaman peleonas, inconformistas, locas, extravagantes o radicales. Mis vecinas de arriba, las dípteras, cagonas y pobres en vocabulario, consideran a estas individuas "moscas cojoneras". Yo me digo Ant-agónica porque tenía el convencimiento de que eramos una subespecie a extinguir. Craso error. Falsa creencia. Las seis extremidades me hormiguean de gusto al comprobar que somos más de las que mi pobre occipucio calculaba. Basta con dar una vuelta por otros hormigueros y empezar a reconocer a muchas otras que tampoco le rezan a la Santa Hormigonera.

Desde pequeñitas, nos dijeron que esa Santa nos hacía a todas iguales, luego nos encontrábamos con la dura realidad de una vida de esclavitud para mantener a la reina y su descendencia, sin tener nunca un momento de libertad para vagar por ese mundo lleno de caminos, canales y puertos. Ni un instante para disfrutar y reir como la cigarra. Ni un minuto para el amor. Sólo la reina vuela y, total,cuatro días que el resto los pasa criando. Para las demás, la vida se convierte en un ir y venir arrastrando la carga, subsitir y conformarse. Y obedecer a la Santa Hormigonera, con su enorme barriga, de la que decían que habíamos salido todas, para hacer el cemento firme de nuestra sociedad igualitaria. Mentira cochina. He tenido una revelación: la Santa Hormigonera es un invento. No somos un superorganismo ni actuamos como una sola hormiga. Aquí lo de disfrutar tenemos que currarlo. Os recuerdo que tenemos muchas feromonas y muchas ganas de mezclarnos. Y a poner a funcionar las neuronas, que para algo las tenemos (y os recuerdo que la reina, mucha corona y mucho abdomen pero las tiene contadas, bastante menos por cierto que las hormigas de calle según mi Formipedia). No todas somos iguales ni falta que hace. En la diversidad está el gusto y en el gusto está la chispa de la vida. Qué mierda de cocacola que me arruinó el slogan.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Las hormiguitas no estamos en crisis


Las hormiguitas no estamos en crisis. Este verano, de hecho, ha sido nuestro agosto. Para el hormiguero, las vacaciones humanas han sido siempre un desastre, encontrar una migaja que llevarse a las mandíbulas se convertía en una investigación cesei. Las familias humanas escapaban para las playas y los viajes dejando sus cocinas como una patena y yo me las ingeniaba para conseguir cuatro miserables restos olvidados en las rendijas o me arrastraba como hormiguita comando por debajo del frigorífico para atesorar siquiera un poquito de pringue.

Este año me habéis regalado un menú cinco estrellas. El verano ha estado lleno de calor, la cocina en funcionamiento y un ajetreo de bandejas que han hecho de la sala de estar un parque de atracciones. Mientras ustedes se concentran en mirar la TV para preocuparse por las noticias de las tramas de corrupción, el gobierno, el paro, la gripe A o el campeonato de liga, van dejando de atender a sus ingestas y caen, uno tras otro, deliciosos bocados que van a parar a mi despensa.

Gracias por estar ahí, no saben el invierno tan nutrido que vamos a pasar.